domingo, 16 de octubre de 2016

Érase un conejo viejo


Érase un conejo viejo
que vivía en un pesebre
un día quedo perplejo
al ver una hermosa liebre

que se encontraba en su puerta
ahí quieta y sin moverse
Parecía estaba muerta
el solo corrió a esconderse

pues no pensó en otra cosa
pero la curiosidad
al ver que hera tan hermosa
le dio valerosidad

y se acercó a olisquear
ella tan solo fingía
se tendría que acercar
y así abrazarlo podría

y fue que el conejo viejo
no pudo de ella escapar
y tan solo frunció el cejo
cuando se dejó atrapar

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